Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con pasión desbordante. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas https://phoenixjxwb507395.theisblog.com/38901797/por-qué-zidane-le-dio-un-cabezazo-a-materazzi